sábado, 21 de noviembre de 2009

La música medicina es para mí

Con la navaja hecha pedazos se digna a cortarla en cuatro, cinco, no… ¡Seis trazos! La vigilia le molesta y prefiere no perder el tiempo durmiendo, por más que el cuerpo se desarme por el maltrato.

Se agacha y enrolla uno que acaba de cobrar. A veces se siente un fracasado _tal vez porque lo es_ y sólo la mezcla con agua para que la nariz no duela ni sangre.


Ella lo mira desde la otra silla. Llora. Lo ama… Él no sólo no la quiere. Ya la odia.

_¿Lo harás de todas formas? ¿Aunque yo te pida lo contrario?

_Lo hago desde antes de conocerte…

Ella siguió hablando, pero nada de lo que pudiera decir le importaba. Ella había engordado, se había rapado, hace meses que le había empezado a repugnar.

Acercó el cilindro que acababa de enrollar a la mesa. Allí estaban las seis líneas malditas que marcaban, con algo de simbolismo _y si se puede, surrealismo también_, la división entre la vida y la muerte, lo bueno y lo malo, lo vivido y lo futuro…sin saber nunca qué lado era cuál. Maldita hada blanca...

Antes de respirar, levantó la vista. Desde la pared, lo miraba aquel hombre de pelo largo que decía ser, nada más y nada menos, el hijo de Dios…por suerte, era sólo un cuadro. Pero eso bastaba para sonrojarse y enfadarse consigo mismo.

_¿Qué diría tu dios?

“¿Mi dios? ¿Tengo uno?” Todo lo que ella decía hacía que él la odiara aún más.

La música sonaba detrás. “Sweet Jane” derretía los parlantes. Eso era lo único que había
impedido que las líneas no fueran veinte y fueran sólo seis. La música era el único verdadero remedio…las líneas, un macabro placebo…

Volvió al cuadro, luego a ella luego a la mesa.

_Mi dios ya no me habla…

Y aspiró enérgicamente.

"La cocaína no crea hábito. Debo saberlo - La he estado tomando durante años."

Texto por Poyo Skalari

2 comentarios:

aneurysm dijo...

Genial! No se si es este, pero recuerdo que en clases hiciste uno similar.
Y vuelvo a repetir GENIA!

Tore dijo...

detesto saber tan bien de lo que hablas desde las primeras líneas. eso sí; un excelente texto!