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sábado, 28 de noviembre de 2009

"es una música mágica que te alegra los días y despierta tu niño interior"

Una discusión de un niño y una bestia...una bestia con piernas, con brazos y piel...una bestia tan humana y tan irracional como cualquier otra...una bestia con un arma en el bolsillo.
Una discusión que se metía por las grietas de la mente de un soñador y en los surcos de la piel de un asesino...una discusión que como foco tenía a la vida, algo que ni el niño ni la bestia conocían realmente...
El niño revoleaba un cometa ideal utópico...la bestia se reservaba sus ideas...o tal vez ni siquiera las tenía...
El cometa voló muy alto...parecía más que un niño...tal vez fue eso lo que molestó a la bestia...darse cuenta que él era menos que un niño...tal vez fue eso lo que lo obligó a empuñar su arma...tal vez el culpable fue el niño y no la bestia...


Y entonces, en vez de bajar la mirada, la subieron, la levantaron bien alto, lo más alto que pudieron...
Se sintieron tristes, frustrados, iracundos...pero más que nada, orgullosos...Orgullosos porque lo conocieron, porque no se fue solo, porque no se fue infeliz, porque nunca fue pasivo...y siempre fue amigo de todos...
Iracundos, sí...porque fue injusto, porque fue uno más con esa historia, porque no había derecho...
Frustrados...porque era un niño, porque no pudieron hacer nada...porque todo estaba hecho... ¿O no?
Tristes, más que nada...porque se fue el mejor, porque se fue el más noble...el único digno...
¿Y la mirada? Alta, bien alta... Cada vez que levantaban una pancarta, cada vez que caminaban la calle, cada vez que en sus bocas se posaba el grito de "Libertad" o "A la memoria"...en cada uno de sus actos, el niño vive...el niño...el culpable o la víctima...
Sí...en sus pancartas, en sus caminatas callejeras, en sus cánticos...sí, allí vive el niño...



"_¿Una flor? Feliz día del niño...
_¿Me considera una niña?
_Cada uno de nosotros alberga
un niño y un policía...es necesario
que viva sólo uno...es necesario
que sea el niño..."


Para Lucrecia Bolado, alias Lux Bolado, por hacer que sea una niña por siempre; para el niño soñador, Alexandros Grigorópoulos, por revivirme...



Texto por Poyo Skalari

sábado, 26 de septiembre de 2009

Los Hijos Bastardos de Diciembre

Foto tomada del blog "Alexandros tú vives!" (grecia-libertaria)
Eran ellos y yo y la envenenada libertad de ir a ninguna parte.
Enfrentados cara a cara por primera vez…ellos con sus armas, yo con mis piedras.
Sólo las vayas marcaban la línea divisoria…
Detrás de mí, los niños; delante de mí, la guerra…la guerra sangrienta, ideológica y política…la guerra…
Yo represento a los niños, a los huérfanos, a los hijos de los padres ausentes, a los hijos de las sociedades incoherentes, a los conocidos desconocidos…
Detrás de mí, las ideas y el arte brotan como lava volcánica, como lágrimas de ojos lacrimosos…
Delante de mí, imperan las armas, la fuerza, el poder…
Los niños queremos un mundo mejor…
“Tenemos ilusiones, por favor, no maten nuestras ilusiones…
Tenemos ímpetu, no detengan nuestro ímpetu…
Téngalo en cuenta, alguna vez ha de haber sido joven también…
Ahora sólo persigue el dinero, sólo le importa su vitrina…
Ha engordado, se ha vuelto calvo, se ha olvidado…
Esperábamos que nos defendieran, esperábamos que se interesaran… Que nos hicieran sentir orgullosos una vez, en vano.
Viven falsas vidas, han acotado la cabeza, se han bajado los calzones y esperan la muerte. No tienen imaginación, no se enamoran, no son creativos… Sólo compra y vende…materia por todas partes, amor a ninguna parte…verdad a ninguna parte…
¿Dónde están los padres?
¿Dónde están los artistas?
¿Por qué no salen a la calle?”
Somos los hijos de todos ustedes…
Ayude a los niños…

Texto de Poyo Skalari

martes, 15 de septiembre de 2009

Tendedle murallas a ver quién lo apaga


Y así las llamas marcaron el sendero que nos dividía. Ni ellos ni nosotros lo habíamos pensado…el fuego había adquirido vida y ninguno de nosotros había tenido nada que ver con ello…
Fue la flama que danzaba frente a nuestros ojos, la viveza de un danzar completamente libre, completamente independiente de lo ajeno, lo que nos cautivó. Observamos el fuego que aún bailaba formando la raya que nos separaba, la raya que distinguía a los insurrectos de los tiranos.
Fue el fuego danzante lo que nos abrió los ojos…y nosotros que creíamos conocerlo… Parecía reírse de nosotros…domados, jóvenes dormidos…estábamos jugando con fuego con los ojos cerrados.
La noche lo hacía aún más hermoso… Si no lo hubiera vivido en mi propia carne, no lo hubiera creído en relatos.
Tras el progresivo avance impetuoso del fuego, ellos, los tiranos, retrocedieron, nos dieron lugar. Nosotros pudimos ver sus rostros…dejaron de ser seres malignos superiores y comenzaron a ser humanos monstruosos, cobardes, ignotos. Vimos también que eran pocos.
El fuego arremetió nuevamente, y fue tan fuerte que nos obligó a correr la vista…miramos en derredor. Uno al lado del otro, de todos los géneros, razas y culturas…y éramos muchos más que ellos…
Esa noche triunfamos. Esa noche, la flama nos despertó de aquel siniestro sueño en el que estuvimos sumergidos durante toda la vida.
Doy gracias al fuego por haber estado de nuestro lado; a la noche por haber sido compañera y testigo en nuestra lucha…
Y sueño cada día que todas las noches sean nuestras, como lo fue aquella vez.
Gran Rebelión de Diciembre
Poyo Skalari