domingo, 19 de agosto de 2012

Siete líneas en la piel

_ ¿Por qué llevás tantas coronas en la piel?
Mi principal problema con los niños, digo niños pero en verdad hablo de niños y niñas, es que preguntan. Preguntan lo uno y lo otro y casi nunca preguntan sobre lo cómodo. Siempre prefieren lo que molesta, y si molestan en público es como si les resultara preferible. En privado, siempre suenan las preguntas más insignificantes, digo insignificantes pero en verdad hablo de lo cómodo.
Es necesario que acepte que, aunque me moleste, sus preguntas incómodas están formuladas de manera tan bella que me inspiran cuando busco el arte. A veces no me doy cuenta, o me doy cuenta después de un rato, que lo que hago lo hago tratando de responder, tal vez a esos molestos o tal vez a mí, esas preguntas que están hechas de las mejores palabras.
Y se enojan. Creo que la mayoría me teme. Los nuevos me preguntan una vez, los antiguos ya aprendieron que no hay respuestas en mí. O sí las hay pero, ¿cómo contestar? Hablamos un idioma parecido pero, ¿por qué llevo tantas coronas en la piel? ¿Cómo explicarles? Ni siquiera yo misma entiendo esos dibujos, pero sí, los llevo en la piel. Sé lo que significan, sí, lo sé para entenderlo, pero no lo sé para explicarlo. Y si pudiera explicarles, ¿entenderían?
_Son las coronas de los reyes a quienes les he cortado la cabeza.
Me retracto. Mi principal problema con los niños, digo niños pero en verdad hablo de niños y niñas, es que no entienden. Ellos eligen cuidadosamente las palabras para hacer preguntas pero se pierden en todas mis respuestas, en donde elijo mis mejores vocablos. Y no entienden, no entienden mis líneas, no entienden mis coronas, no entienden mis reyes decapitados, nunca entienden mis desenlaces, nunca entienden mis palabras.
_ ¿Cuántas son?
_Diez.
No entiendes mis letras pero, eso sí, entienden bien mis números.





MOST YOUNG KINGS GET THEIR HEAD CUT OFF

Al rey decapitado, Basquiat