Y todavía lo recuerdo...aún la niñez nos lamía los talones…a veces no recuerdo si fue en abril…o en junio o en julio…con suerte recuerdo que ocurrió hace siete años.
Ella era mi guía y mi suerte…mi consejera y mi amiga… Llevaba siempre el pelo atado y un lazo blanco enganchado en el bolsillo. Era tan hermosa que su presencia era estimulante.
Fue en la violenta mañana. El día estaba soleado y se percibía un día agitado.
Una sucia estación de servicio nos recibió. Ella estaba destrozada y yo era un ingenuo personaje de ficción.
¡¿Cómo no pude verlo?! ¿Acaso realmente no fui capaz de darme cuenta de la flotante realidad? ¿Acaso de verdad estaba tan ciega?
Era deprimente ver su rostro…sus rasgos estaban desfigurados por la pena…ni siquiera su boca era la misma…hasta estaba torcida. Sus ojos, que primeramente despedían ira, estaban desorbitados, lacrimosos constantemente. La mirada perdida me hacía desconocerla completamente…
“¿Amiga, eres la misma? ¿Acaso tu cruel destino ha hecho que se despegara tu alma de tu cuerpo?”
“¿Quién se ha creído? ¿Qué bestia lo poseyó? De nadie es mi piel…”
Una daga salvadora se hundió en su cuello esa mañana. En una sucia estación de servicio, su sangre inundó los pisos de un baño obsceno, indigno de recibir sus pisadas.
Afuera, la masa gritaba estupideces. Como si fueran superiores, como si en verdad sus palabras cargaran con realismo.
Esa maldita mañana, te despedí con la mano…tus ojos aún estaban abiertos y parecías mirarme como lo hacías…vacía, frívola…sola…
Te di la espalda y caminé con rumbo a ninguna parte… Te maldije por arrancarte a ti misma de mi joven vida, me maldije a mi misma por no evitarlo, por no sanar tus abiertas heridas, por no ser mayor para entender tu maltratada ánima…
“Salud, amiga”, y agité otra vez la mano. Tu cuerpo inerte aún se divisaba de entre la gente. Y aún parecías mirarme. “Espero volverte a ver”. Lamento no haber hecho más...pero la opinión pública es aterradora... He visto lo que han hecho contigo.
Aún llevabas el cabello atado y el lazo en el bolsillo. Y sí, eras la chica más hermosa que había visto.
Can te adoro...
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